Gente de aquí y allá: Ramón Llanes Rodríguez, señor de la poesía

Siempre se sintió atraído por la poesía, ha publicado muchos libros y ha ganado premios importantes

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Ramón Llanes Rodríguez. / Josué Correa
Fernando Barranco Molina

24 de junio 2024 - 07:00

Huelva/A este señor de la poesía lo conocía porque coincidí con él en muchos eventos culturales de nuestra Huelva, pero la verdad es que nunca hemos tenido una amistad cercana. No obstante, sabíamos quiénes éramos mutuamente, nos conocíamos y nos saludábamos simplemente, hasta que el otro día coincidimos en nuestra comida bimensual de Trigueros, en la peña de los “Amigos del Mache”, a la que Ramón se incorporaba y el magnífico presidente, el gran José Manuel Fernández Cáceres, tuvo el acierto de colocarnos en la misma mesa, con lo cual pudimos charlar largo y tendido.

Ramón nació en el minero pueblo de Tharsis en mayo de 1949, solo unos meses antes que yo, es decir que somos de la misma quinta, sin embargo, él es más amigo de mi hermana Mari Carmen por razones de trabajo. Precisamente de esa forma iniciamos nuestra conversación, porque él me contó las buenas relaciones que tenían y, efectivamente, mi hermana me enseñó algunos libros que el bueno de Ramón le regaló con unas dedicatorias muy poéticas.

Su padre, José Llanes, era de Calañas, sastre de profesión y con una sastrería en Tharsis que llegó a tener casi una treintena de mujeres cosiendo y haciendo trajes, hasta que llegó el declive porque empezaron a llegar desde Cataluña los trajes ya confeccionados. Su abuelo Ramón también fue sastre, pero al pequeño Ramón lo mandaron a estudiar al Seminario de Huelva por indicación del párroco del pueblo, porque destacaba y era listo y, además, le gustaban los estudios, como ya decía don Gonzalo, su primer maestro, con quien empezó las primeras enseñanzas.

Me cuenta Ramón que guarda un recuerdo muy especial de don Andrés Bravo, que fue un profesor que dejó mucha huella en él; y también de don Lorenzo Fuentesal. Al terminar el bachiller estudió Relaciones Laborales en la Universidad de Granada y comenzó el ejercicio libre de la profesión de graduado social, abriendo un despacho en Huelva. De esa época es de la que viene la amistad con mi hermana, ya que era funcionaria del organismo oficial que él frecuentaba.

Siempre se sintió atraído por la poesía y se leyó todos los libros de los más grandes poetas: Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Gustavo Adolfo Bécquer y muchos más. De ahí que empezara a escribir, no solo poesías, sino mucha prosa y con gran estilo, lo que le llevó a publicar muchos libros e incluso a ganar algunos premios importantes. También publicó ensayos y novelas.

Ahora, una vez que le llegó la jubilación, se dedica más intensamente a escribir, incluso forma parte de un club que se denomina Poetas de Huelva por la paz, del cual es el presidente. Algunos de sus libros más conocidos, por no citar todos, son: Todo cuanto aprendí del olvido, Fábula del vacío, Sonetos del corazón, Memoria del pródigo o Pudo ser solo amor, pero también fue locura. Además, Ramón también prepara eventos, en algunos de ellos hemos coincididos, presentando libros suyos o de otros autores, formando parte de jurados de concursos literarios o formando parte del famoso Club de Escritores Onubenses, que también le editó algunos libros, entre los cuales recuerdo el titulado Un soplo de mi vida.

La jubilación también le permite disfrutar más de su mujer, Miguela Fernández, de sus tres hijas, a las que adora: Gloria, que es enfermera y profesora en la universidad; Susana, que se dedica a lo mismo que su padre; y María, que ejerce la profesión de abogada; y por supuesto de sus cuatro nietos. Ramón se derrite cuando lo llaman “abuelo”.

También es un gran admirador del folclore de su tierra y disfruta mucho con las romerías de todo el Andévalo. Le gusta y toca muy bien la guitarra, sobre todo los fandangos, especialmente los del pueblo vecino de Alosno, que es la cuna, con su máximo exponente Paco Toronjo, aunque no es el único, pues también han hecho buenos cantes Manolillo “el acalmao” y su hermano Juan María Blanco. Pero me cuenta Ramón que él, además de ser un andevaleño de pura cepa, se considera un ciudadano de la sociedad en general y que habita en ella con su aportación de la palabra y de la poesía.

Ha sido un placer escribir sobre ti, amigo Ramón, y conocerte algo más, porque sin duda eres una persona importante para la historia de los poetas onubenses, andaluces y españoles en general.

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